Capítulo 1: Empezar de Cero
En algún lugar de Bolívar… o quizás de Loja… comenzó esta historia migrante, que no es mía solamente, sino la de mis abuelos, de mis padres, y ahora, la mía.
Mis abuelos nacieron en el campo. En esas tierras donde se sembraba lo que se comía, y se criaban los sueños con esfuerzo y sin letras. No tuvieron estudios. Ni siquiera completaron la primaria. Pero sabían que querían algo distinto para sus hijos. Por eso migraron. Desde sus recintos rurales, bajaron a la ciudad, con la esperanza de que les ofreciera a sus hijos lo que el campo no podía: educación.
Y así lo hicieron. Mis padres fueron los primeros en sus familias en terminar el colegio. Después, ellos mismos migraron a Guayaquil-Ecuador, persiguiendo un sueño universitario. En medio de los obstáculos, las becas, los trabajos simultáneos, las noches sin dormir, se convirtieron en profesionales.
Y yo… bueno, ya llevo tres migraciones.
La primera fue en 2006. Me gané una beca para estudiar durante un año en Japón, en la universidad de Kansai Gaidai. Nunca antes había dormido fuera de mi casa, ni siquiera en casa de mis tías o amigas. Y de pronto, ahí estaba yo, empacando una maleta para cruzar el mundo entero. ¿Miedo? Aterrada. Pero jamás iba a permitir que el miedo me paralizara. Mi meta estaba clara desde que entré a la universidad: esa beca a Japón, ese viaje. Y aunque sabía que iba a regresar a Ecuador, esa primera separación me enseñó lo que es soltar.
En 2007, partí a España. Otro viaje académico que duraría casi 7 años. Otro objetivo claro: aprender, crecer, y regresar a contribuir.
Mi retorno en 2014 fue hermoso. Conseguí trabajo en mi alma máter. Y en 2022, fui reconocida como una de las Best 40 Under 40 por Poets & Quants, por mi contribución a la educación de negocios y el desarrollo comunitario en Ecuador.
Y entonces llegó el 2025. Una tercera migración. Asia ✔️ Europa ✔️ Faltaba el epicentro de la innovación: Estados Unidos.
Sabíamos que no era cualquier lugar. Era EL lugar. El que representa el vértice de ciencia, tecnología y emprendimiento a nivel mundial. Cuando surgió la oportunidad, no lo dudamos. Empacamos, nos despedimos como pudimos, y nos lanzamos.
“¿Van a empezar de cero?”
“¿Otra vez?”
“¿Están seguros?”
Nos preguntaban, como si el ‘cero’ significara vacío. Pero para nosotros no es empezar de cero. Es comenzar desde la experiencia. Desde los aprendizajes, desde las caídas superadas.
No tenemos grandes capitales financieros ni una red de contactos extensa en este nuevo país. Pero tenemos conocimiento, habilidades, visión y una hija que nos inspira todos los días. Eso también es capital. Solo que intangible.
Migrar con familia no es fácil. Migrar con una niña de nueve años, menos. Pero emprender tampoco es fácil. Y aun así lo hacemos. Porque migrar es un acto de emprendimiento en sí mismo. Te lanzas, con miedo y todo, confiando en que lo que sabes y quién eres te sostendrá.
Este blog no es solo una bitácora personal. Es una carta abierta para mujeres migrantes, especialmente en STEM. Porque nos enseñaron a ser estructuradas, calculadoras, metódicas. Y migrar… migrar no tiene fórmulas.
Quiero compartir este viaje contigo.
Quiero contarte cómo lo hacemos.
Y quiero que te atrevas.
A mis amig@s que recién se enteran que ya no estoy en Ecuador…
¡Lo siento!
Entre la intensidad de los cambios, la adaptación y una agenda llena, hemos logrado mantenernos firmes. Estamos bien, y cada día más enfocados.
Y ahora, con este blog, podremos ponernos al día.
Con cariño, desde el punto cero que no es cero,
XOXO
AS